¿Somos de izquierda o derecha?

¿Somos de izquierda o derecha?

Se acostumbra a identificar la idea de izquierda y derecha con los conceptos de lucha de clase y capitalismo, de trabajadores y empresarios, de progresismo y conservadurismo, de revolución e inmovilismo, de libertad y de opresión y de otras muchas más que se nos pueden quedar en el tintero. Desde el punto de vista filosófico, o si se quiere de los argumentos, podemos encontrar aquí la casi bicentenaria teoría dialéctica de Hegel: una tesis y una antítesis. Pero el proceso dialéctico en la teoría política actual ha quedado trunco.

En efecto, para Hegel la oposición de una anti-tesis a una tesis, necesariamente conforma una nueva tesis, vale decir, ya nada es igual porque necesariamente ha surgido una "expresión" nueva que provoca un nuevo "estado de situación", tanto para los hechos como para las conciencias.

Pero en la concepción de izquierda y derecha nada ha cambiado desde que surgiera el concepto en la Revolución Francesa, es más, en el transcurso del siglo recién pasado ambas se aferraron a sus "estados de situaciones" primigenios y vieron su única posibilidad de cambio en el "aniquilamiento" del adversario. A las "derechas" les "apesta" la teoría dialéctica por considerarla madre del marxismo, en cambio los marxistas la adoran pero nunca la entendieron (les falto leer La Fenomenología del Espíritu), sólo la utilizaron mañosamente para justificar la dictadura del proletariado como reemplazo de la dictadura capitalista.

La eterna lucha de reemplazarse la una por la otra en la que se enfrascaron izquierda y derecha, llevaron a que se produjera un freno en el desarrollo socio-político de las naciones en el transcurso del Siglo XX, máxime si la posibilidad de una tercera posición -el corporativismo- fue aniquilada con la derrota de los nacionalismos europeos en la segunda guerra mundial. En el caso chileno, este freno se colocó con la matanza del Seguro Obrero el 5 de septiembre de 1938, un año antes de que comenzara la guerra, así quedó de manifiesto que ya existía una clara determinación al respecto por parte de la derecha chilena y que tuvo la concomitancia encubridora de la izquierda.

Pero por sobre toda consideración de intenciones y planteamientos de "lo que dicen ser" en beneficio del pueblo, la libertad, la propiedad, la diversidad, la justicia, etc., etc., y ahora "la probidad", es menester hacer notar que en la práctica ya es poca y casi ninguna la diferencia entre una y otra. Ambas perdieron lo poco de identidad propia que alguna vez tuvieron.

En efecto, izquierda y derecha desarrollaron su accionar -y que les dio su razón de ser- en el campo de lo político y lo económico, defendiendo posiciones antagónicas a ultranza que nunca definieron por la vía de generar algo nuevo para beneficio de todos,  siempre primó -en ambas- el interés de partido, el interés de clase y el interés de las propias personas.

Lo anterior generó un desequilibrio entre la soberanía social y la soberanía política, asumiendo esta última el rol de conductor absoluto y omnipotente de las instituciones de la nación y dejando sin participación alguna a la base social, que siendo el origen y causa de la gestión política, es despojada de sus derechos y obligada a cederlos cada cierto tiempo en las elecciones y no pudiendo reclamar derecho de potestad política ni exigir responsabilidades a la clase política.

Aquí puede hacerse un símil con los fondos previsionales: es nuestro dinero pero no es nuestro dinero. El dinero es generado por nuestro trabajo pero, por graciosa disposición de la ley, hemos de entregarlo obligadamente a terceros que lo administraran para "que nos rente" financiando inversiones en empresas y valores de estos mismos terceros y, sobre las cuales, no tenemos ningún control ni opinión sobre el destino de nuestros fondos. Si el "negocio fracasa", entonces asumimos nosotros la totalidad de las pérdidas, lógicamente después de que nos cobraron por mal administrar lo que es nuestro y que les ha servido para potenciar aún más sus centros de poderes económicos. Si el sistema no resulta entonces paga Moya.

Derecha e izquierda hoy sólo tienen diferencias nominales, de matices, de tácticas y estrategias pero, y aquí esta el quid del asunto, si tienen más puntos de contacto en mutuos intereses que van por sobre aspectos doctrinarios que ya les son lejanos -para el caso da lo mismo si errados o no- y han encontrado y definido "puntos de encuentro".

Han encontrado un manto común para cubrirse y dar legitimidad "social" a sus existencias: ambas se llaman "democráticas", han patentado la propiedad político-social del término y, por consiguiente, todo el que no este de acuerdo con ellas, es "no democrático". El discurso de ambas es por la democracia y la libertad pero la realidad nos dice que han devenido en ser la más clara expresión de un disfrazado totalitarismo corrupto que recoge las migajas que les permite recoger la oligarquía económica que fácticamente gobierna este "país", y a la cual ellas hacen serviles reverencias.

Ambas han definido su campo de acción por medio de una "definición transversal": el liberalismo.

Todo el amplio espectro del conglomerado concertacionista + PC y de la derecha está transversalmente cruzado por el liberalismo, la clase política chilena es liberal.

Y como liberales que son, sirven a la potestad de la clase económica. La repartición ya ha sido determinada: el poder político sobre el Estado para la Concertación, total como liberales que son, no cambiarán nada. El poder económico para la derecha, que tiene su reserva política por si falla la izquierda. Nada sustancial diferencia a un Lagos de un Lavín pues con ambos la oligarquía económica puede hacer negocios despojando a la nación de sus riquezas y al pueblo de sus derechos y sus conquistas sociales.

Ni en Chile, ni en el mundo, puede ya hablarse de derechas e izquierdas. Son términos anacrónicos para las realidades que se viven y para las necesidades que se sufren. ¿Qué han hecho izquierdas y derechas por los millones que mueren de hambre hoy en día por todas partes?  Nada, nada de nada. Sólo llevar agua a sus molinos ideológicos, dineros mal habidos a sus bolsillos y ahogar con sangre la esperanza de un mundo que clama justicia.

Esa es la dura verdad, si seguimos anquilosados en ese pasado improductivo de rencores y posiciones intransigentes de izquierdas y derechas, no habrá futuro positivo para la especie humana. Ser extremistas en ambas posiciones es extremar aún más la catástrofe.

El nacionalsindicalismo acuñó hace muchos años la frase: "NI IZQUIERDAS NI DERECHAS, SÓLO CHILE"

Ello es válido para cualquier nación. El nacionalsindicalismo tiene la virtud de respetar y promover las singularidades de cada pueblo, de construir una sociedad universal sobre la base de la riqueza de las identidades nacionales.

Nuestro UNIVERSALISMO nace de la interacción de las personas, de los pueblos, de las naciones. Es el más profundo y efectivo respeto a las singularidades de la diversidad humana. Lo oponemos al totalitarismo marxista y su Internacionalismo apátrida y a la Globalización alienante del capitalismo, ambos, globalización e internacionalismo, barren con las identidades nacionales y las singularidades del ser humano por cuanto los dos lo transforman en un mero engranaje de producción y consumo, excepto a los jerarcas del partido o la clase oligarca según sea el caso.

El nacionalsindicalismo ha superado con creces la disyuntiva de izquierda o derecha en cualquiera de sus versiones extremas o moderadas.  Parece la izquierda más atractiva para algunos por cuanto denunció la explotación, pero la denuncia es una cosa y la solución es otra. La izquierda fracasó en su respuesta a la problemática política, social y económica en un experimento que duro más de 70 años y costó casi 100 millones de muertos en el mundo. Por su parte, la derecha, tampoco ha sido solución y ha llevado a la miseria y destrucción a naciones enteras con el hambre de sus periódicas "crisis económicas" con las cuales reordena la distribución de la riqueza que vuelve a concentrar en unas pocas manos, las manos de los señores del dinero. A todo ello sumemos las guerras en que han envuelto al mundo y se completa el dantesco cuadro de la surrealista disyuntiva izquierda o derecha.

El nacionalsindicalismo siempre ha sido anti-liberal y anti- marxista. Siempre ha denunciado y combatido la explotación del hombre por las clases oligarcas o por los estados totalitarios. Por tener su origen en la forma corporativa, se le ha tratado de identificar con el fascismo aún cuando difieren totalmente de su concepción de Estado. En efecto, el nacionalsindicalismo ha superado también al fascismo y su forma totalitaria de estado al incorporar la doctrina de las comunidades, de los cuerpos sociales como "entes socio-políticos" poseedores de soberanía social y generadores de la "soberanía política" para dar estructura y gobernabilidad al Estado en beneficio de la nación toda.

Así también, el nacionalsindicalismo ha superado la impuesta realidad de los partidos políticos y su ficción de ser los representantes de la soberanía política del pueblo. El nacionalsindicalismo rescata y devuelve al individuo su soberanía social y política asegurando su participación real y efectiva en la construcción de su propio destino a través de los cuerpos sociales (gremios, sindicatos, universidades, comunidades de fe, los municipios, etc.) que generan ideas y gestión para que el Estado sea un ente de organización y administración política eficiente para lograr los objetivos nacionales.

Ello refleja la voluntad de un PROYECTO DE NACIÓN, en donde, entre otros, se supera la odiosa lucha de clases y se reemplaza por la "SOLIDARIDAD NACIONAL"; en donde se termina con un sistema económico deficitario basado en "la bolsa de cesantía" y se reemplaza por una ECONOMÍA DE OCUPACIÓN PLENA; en donde se termina con la indefensión social al integrar a los chilenos a un sistema de previsión y salud cuya rentabilidad no es otra que el BIENESTAR DE UN PUEBLO teniendo participación en la dirección del manejo de sus propios dineros.

En el nacionalsindicalismo la NACIÓN TRABAJA PARA ENGRANDECERSE EN TODOS SUS HIJOS, los de hoy y los de mañana, trabajando cada día la riqueza que nos legaron los de ayer con su sangre y su sudor.

Somos la verdadera revolución del Hombre frente a la injusticia del capitalismo y su burguesía egoísta y apátrida, frente al marxismo totalitario y su odio de clase, frente a la mediocridad espiritual de ambos.

Somos el nacionalismo revolucionario: pensamos y tenemos la firme voluntad de seguir luchando por una comunidad nacional, un Estado y un destino de grandeza para Chile y su pueblo.

Sesenta años de soledad e intransigencia nos han marginado del "poder político" porque las izquierdas y las derechas se han confabulado para ello y porque nosotros no traicionamos nuestros ideales para ser parte de un festín indigno.

Nuestra Doctrina del Estilo nos permitió sobrellevar la soledad y las persecuciones, nos permitió perseverar en la voluntad revolucionaria y pensar a Chile como una gran nación, nos permitió ser lo que hoy somos: un planteamiento político cimentado en valores eternos y jerarquizados y una inteligencia política con capacidad de diseño para dar respuesta a los problemas actuales y extrapolarnos al futuro como una nación justa y solidaria que dejará nombre en la historia.

El Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista -M.R.N.S- nació para ser la revolución del pueblo chileno en busca de su mejor destino como personas y como nación. Somos el nacionalismo revolucionario chileno y nuestra bandera de las tres aspas rojas flamea por sobre cualquier intento chauvinista seudo nacionalista basado en racismos irracionales y por sobre los intentos de grupos instrumentalizados por el gobierno o la derecha.

Somos el nacionalismo revolucionario y hemos llegado para quedarnos, así nos vaya la vida en ello. La comunidad nacional lo vale y ella le trasunta su valor a nuestras vidas: nuestras vidas son caras.

Estamos por sobre izquierdas y derechas, estamos por Chile...

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El Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (MRNS) es la organización política que lucha por el establecimiento de un nuevo Estado y la forja de una nueva cultura en Chile e Indoamérica toda, basados en la unidad y la justicia; con miras a posibilitar la realización de todas las personas y comunidades, mediante el desarrollo y ejecución de un proyecto revolucionario de nación.

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ISSN 2735-6450

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