Entrenamiento de Carabineros en Fuerte Aguayo

La oligarquía chilena y la gobernanza del caos ft. USA support

La estrategia de "administrar el caos" para justificar un Estado legalmente autoritario, que proteja un $istema que sirve a los intereses de una oligarquía y de transnacionales parece estar en pleno desarrollo…los "narcos" están "trabajando" para alguien, saben que tienen vía libre porque "alguien" se los garantiza... ningún narco ha perdido un ojo ni ayer ni hoy. ¿De dónde puede venir esta estrategia? Veamos.

Retrato del General James T. HillEl 24 de marzo del 2004, en testimonio ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes del Congreso estadounidense, el General James Thomas Hill, Jefe del Comando Sur (el mando basado en Florida y “responsable” de América Latina), explicó: “una amenaza emergente mejor descrita como el populismo radical, en que el proceso democrático es socavado para disminuir más que proteger los derechos individuales.

Algunos líderes en la región están sacando provecho de las frustraciones profundas derivadas del fracaso de las reformas democráticas en hacer llegar los bienes y servicios anticipados. Utilizando estas frustraciones, que se dan concurrentemente con las frustraciones causadas por la inequidad social y económica, los líderes pueden al mismo tiempo reenforzar sus posiciones radicales inflamando el sentimiento anti-estadounidense.

Además, otros actores buscan socavar los intereses de los EEUU en la región apoyando estos movimientos”.

Y concluye: “Estoy orgulloso del esfuerzo hecho por los hombres y mujeres del Comando Sur durante el año pasado. Han sido capaces de proteger nuestros intereses en el área de responsabilidad mientras la atención de la nación estaba enfocada en otro lugar...

Estos éxitos, sin embargo, tal vez no sean suficientes para parar el crecimiento del populismo radical y de la insatisfacción popular en algunos países donde las reformas han fracasado en solucionar las miserias sociales y económicos subyacentes...” [1] [2] [3] [4] [5] [6]

Esta “nueva amenaza” para la política estadounidense (“Radical Populism”) [7] ya se preveía, según informe elaborado para el Consejo Nacional de Inteligencia de los Estados Unidos, en Diciembre de 2000, para 2015: "La marea creciente de la economía mundial creará muchos ganadores económicos, pero no levantará todos los barcos...

Resultará en conflictos aquí en EE.UU. y en el exterior, asegurando una brecha aún más ancha entre ganadores y perdedores regionales que la que existe hoy...

Regiones, países, y grupos que se sienten abandonados en el atraso van a enfrentar un estancamiento económico, inestabilidad política, y alienación cultural que se profundizan. Van a alentar el extremismo político, étnico, ideológico, y religioso, junto con la violencia que frecuentemente lo acompaña." [8]

En un estudio posterior, del mes de diciembre de 2004 [9], proyectaba para 2020: "un sentido más extenso de la inseguridad, incluyendo el terrorismo...” que “los beneficios de la globalización no serán globales...”, “aún en países ganadores persistirán grandes áreas de pobreza...” y por último, que “la brecha entre los que tienen y los que no tienen ampliarán...”. ¡Si hasta para entonces ya hablaban incluso de la formación de un “nuevo califato” y migraciones islámicas masivas a Europa!

En consecuencia, la estrategia militar de los EE.UU. responde a esta situación socio-económica y política prevista, resguardando a punta de fusil, de ser necesario, sus propios intereses.

Para evidenciar la eficiencia de esta estrategia, sólo entre 2001 y 2017 más de 24.000 efectivos de las FF.AA. latinoamericanas realizaron “cursos de formación” en la Escuela de las Américas, la que desde 2001 es conocida como el Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad (Western Hemisphere Institute for Security Cooperation) [10]

En Chile, durante el primer gobierno de Piñera, se dan dos hechos sintomáticos que dicen relación con esta “preparación” para combatir el futuro “populismo radical”:

1.- El 05 de abril de 2012 se inauguró un centro de entrenamiento para “guerra urbana” a cargo de militares estadounidenses en el Fuerte Aguayo, dependencia de la Armada de Chile en Concón.

Entrenamiento de carabineros en Fuerte AguayoSeguramente habrá leído por estos días que en el Fuerte Aguayo sólo se entrenan militares y policías “para la mantención de la paz” en el marco de supuestas operaciones de la ONU. Sin embargo, aquello no es del todo sincero.

Ya desde su inauguración, la propia embajada estadounidense en Chile informó que las instalaciones “alberga al destacamento de Infantería de Marina No. 2 «Miller”, será utilizada para preparar a “personal encargado de ejecutar operaciones de mantención de la paz o de estabilidad civil en zonas urbanas” [11] ; dicha instalación militar fue construida con el fin de apoyar las actividades del Centro Conjunto para Operaciones de Paz de Chile (CECOPAC) y la Iniciativa de Operaciones para la Paz Mundial del Departamento de Estado Norteamericano (GPOI) [12]. Mención especial requiere el GPOI, programa financiado a través de las Peacekeeping Operations (PKO), que extienden el alcance de las operaciones militares intervencionistas de Naciones Unidas a lo largo del planeta. PKO es manejada a su vez por la Dirección de Asuntos Político-Militares del Departamento de Estado, el que admite que dicha organización tiene por función, entre otras, “mantener el acceso global de las fuerzas militares de los Estados Unidos” [13]

2.- Andrés Allamand, como Ministro de Defensa de aquella época, y tras del Terremoto del 2010, suscribió un convenio con el Comando Sur, representado en ese acto por el General Douglas Fraser, en virtud del cual, ante situaciones de emergencia o el sólo requerimiento gubernamental chileno, se autoriza el despliegue de dicha fuerza de tarea norteamericana “si el ejército chileno se viera sobrepasado por alguna situación de emergencia”. [14] [15] [16] [17] [18] [19]

Así dadas las cosas, hoy, las declaraciones de Mike Pompeo, Secretario de Estado estadounidense, este lunes 02 de Diciembre [20] nos dan la razón de “sospechar” de interpósitas manos sobre lo que está sucediendo en Chile; particularmente lo que dice relación al manejo de la “violencia programada” sobre la ciudadanía, que se manifiesta por un cambio profundo en la estructura política del país, exigiendo abandonar el camino del capitalismo neoliberal que resguarda la Constitución política impuesta en Dictadura y refrendada por el Estadista Lagos en 2005.

Frente a las denuncias de represión y que en todas estas protestas sociales, tanto en Chile, Bolivia, Colombia y Ecuador se han registrado muertos, Pompeo dijo que la repuesta estatal refleja el "carácter de los gobiernos democráticos legítimos", es decir, los respalda y justifica en su represión violenta y desatada.

Luego, repitiendo los conceptos de 2004 del General J. Hill, declaró que la política de EE.UU. en Latinoamérica se basa en la "claridad moral y estratégica", lo que significa que Washington "no puede tolerar" los regímenes que considera insatisfactorios a sus intereses en la región.

Y luego, la guinda de la torta intervencionista, en este sentido, JUSTIFICÓ QUE EE.UU. PUEDA PARTICIPAR EN LOS ESFUERZOS ANTIDISTURBIOS PARA QUE LAS PROTESTAS NO SE TRANSFORMEN EN REBELION, al señalar que su país representa el "mayor ejemplo de democracia en la historia del mundo". 

El estallido social en Chile tiene su propia ruta, empero, esa ruta e itinerarios ya estaban estudiados y habían “respuestas preparadas” de antemano por parte de los “sostenedores” del $istema.

La violencia desatada prácticamente al unísono con las manifestaciones del día viernes 18 de Octubre en Santiago… no fueron casuales ni producto de la misma manifestación; la sincronización de los actos de quema de las estaciones del Metro con el retiro de los efectivos policiales que las resguardaban o la “tardía” intervención para detenerlas, no hacen más que acrecentar la sospecha de un plan que, incluso, aceleró y “empujó” las manifestaciones estudiantiles a un punto sin retorno para provocar un estallido social que, “aunado” a actos vandálicos y delictuales pudiesen permitir a los sostenedores del $istema desacreditar la movilización social e incluir en el entramado legal una serie de medidas coercitivas que re-asegurasen el modelo de capitalismo neoliberal impuesto por la fuerza hace más de 40 años. La ciudadanía venía ya siendo provocada hacía unos meses con declaraciones burlescas y ofensivas de parte de altos funcionarios de gobierno, además de acrecentar en el último tiempo una serie de medidas económicas en los servicios de utilidad pública, generando un creciente descontento. Nada era al azar y los resultados los estamos viendo hoy con las declaraciones de Mike Pompeo.

Es sintomático que, desde un principio, la acción policial fue mayoritariamente dirigida a reprimir las manifestaciones sociales con virulencia y provocación, como ocurrió contra la marcha de educadoras de párvulos [21], y no sobre los actos vandálicos de quemas y saqueos en las comunas de la capital, excepto claro, la “debida protección” que han entregado a las cuatro comunas de mayores ingresos del país. Los más de dos centenares de chilenos que han recibido perdigones que les causaron lesión ocular, en su inmensa mayoría no tienen antecedentes delictuales y se manifestaban en concentraciones y marchas pacíficas, no siendo ni siquiera elementos activos en las barricadas… en cambio, ningún narco o delincuente que ha participado de saqueos y quemas ha resultado con este tipo de lesiones, siquiera herido.

Todo esto da para considerar que en un principio podía pensarse que la policía era inepta para terminar con el vandalismo y la propia movilización social… pero no, su misión ha sido otra y la ha estado cumpliendo a cabalidad: provocar e infundir temor. Provoca al más exaltado para que continúen los desmanes, y atemoriza con daño físico irreparable al más pacífico para que se genere una suerte de efecto dominó en desistir de la participación en las convocatorias sociales anti-sistémicas. Son los mecanismos de acción de la “guerra política”, tanto así, que el mismísimo Ejército Norteamericano tiene su propio “Manual de Guerra Política” [22], el que nada tiene que envidiarle al “Manual de Psicopolítica” de Lavrenti Beria.

¡Estamos en Guerra! Y Piñera tenía razón cuando lo dijo… sólo que se fue de lengua, algo acostumbrado en sus piñericosas.

El “poderoso enemigo” al cual se refirió Piñera no es el narcotráfico ni la delincuencia que se han enseñoreado en los sectores periféricos de la capital o en Valparaíso y otras importantes ciudades; tampoco lo son las manifestaciones de descontento social: el verdadero y poderoso enemigo de la oligarquía plutócrata es LA SOBERANÍA POPULAR COMO ACTO DE CONCIENCIA EN LA COMUNIDAD NACIONAL… La oligarquía ha desatado una lucha de clases, de clases que ella misma se ha encargado de “estructurar” para hacer eficiente y eficaz su sistema neoliberal de mercado.

¿Podría alguien, medianamente inteligente, pensar que el narcotráfico quiere “apoderarse” del Estado chileno y de todas sus instituciones… arriesgando a perderlo todo y desaparecer si el Estado mismo decide responder con una acción punitiva total por parte de las FF.AA.? Sería algo demasiado estúpido y, los narcos podrán tener falencias sin duda, pero la tontera no es una de ellas, su fuerte son los negocios… y alguien está haciendo negocios con ellos para que sean el “Estado Mayor” del vandalismo que lleva a cabo el lumpen y la delincuencia.

La cadena del caos se inicia con el desorden, sigue con el vandalismo y culmina con el terrorismo… y cuando el Gobierno de Piñera anuncia su proyecto de ley para “resguardar la infraestructura crítica” del país, era más que claro que se avecinaba la tercera etapa, de ahí las “balas locas” a los hospitales de zonas periféricas [23], “ataques” a unidades policiales [24] y militares [25], “atentados” a la infraestructura eléctrica [26] (pero sólo algo “pequeño”, tampoco se puede parar la economía porque se deja de ganar...) que vendrían a “justificar” dicha ley, con una previa “reforma”, que en el fondo reafirma, a la actual Constitución.

No existe indicio alguno de que haya una voluntad de realizar los cambios estructurales al sistema político, que es lo que exige la movilización social… el gobierno juega sus cartas internas en dilatar el proceso llamando a la “paz social” como condición sine qua non de algún posible cambio, pero en treinta años de paz social todo ha sido en favor de fortalecer ese mismo $istema. En el intertanto, los bonos, esos malditos bonos que siempre le criticó la derecha a la Bachelet [27]… parecen ser la solución [28].

El caos es la respuesta proactiva del $istema para mantenerse en la legalidad; pero algo no salió como se esperaba y todo se salió de control. El ejército “no estaba en guerra” [29], el Poder Judicial dijo que todo era un “problema de orden público” y el Congreso no presto la ropa suficiente para vestir al nuevo santo [30] [31]. Sólo Carabineros siguió lo que estaba marcado en la hoja de ruta y ahora está pagando las consecuencias en la credibilidad y apoyo ciudadano, cosas que le costará mucho recuperar para no seguir siendo considerados los Tonton Macoute, los cosacos del Zar Sebastián I -y último- y, si Piñera no puede dar con la solución… la oligarquía esperanzada espera la solución de Pompeo.

Empero, esto aún no termina… hay nubes negras sobre nuestro cielo azulado y el horizonte se ve de color rojo. Todo depende de nosotros mismos, de continuar en la lucha y también de aquellos que, un 80% de los chilenos, queremos que se queden dónde están si es que no marcharán con nosotros hacia la dignidad.

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