La disidencia occidental sobre la política de EEUU/OTAN en Ucrania es pequeña, pero la campaña de censura es extrema (trad.)

La disidencia occidental sobre la política de EEUU/OTAN en Ucrania es pequeña, pero la campaña de censura es extrema (trad.)

Publicado originalmente el 13 de abril de 2022 por Glenn Greenwald (New York, 1967), abogado constitucionalista norteamericano que, en 2013, publicó las revelaciones de Edward Snowden sobre los programas de vigilancia PRISM y otros de la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, compartimos esta traducción de su más reciente artículo donde aborda la radical campaña de censura que está llevando a cabo Estados Unidos y sus aliados de la OTAN junto a las transnacionales de medios y redes sociales. ¿Por qué? Su tesis es que de ese modo las personas no se preguntan quién se beneficia de una guerra indirecta prolongada y quién paga el precio por ello.


Si uno desea ser expuesto a noticias, información o perspectiva que contraviene la opinión predominante de los Estados Unidos y la OTAN sobre la guerra en Ucrania, se requiere una búsqueda rigurosa. Y no hay ninguna garantía de que la búsqueda tenga éxito. Esto se debe a que el régimen de censura estatal / empresarial que se ha impuesto en Occidente con respecto a esta guerra, es sorprendentemente agresivo, rápido y completo.

Prácticamente a diario, cualquier agencia de noticias fuera de tono, plataforma independiente o ciudadano puede ser expulsado de Internet. A principios de marzo, apenas una semana después de la invasión rusa de Ucrania, la Unión Europea (UE) de las veintisiete naciones, citando "desinformación" y "orden público y seguridad" prohibió oficialmente que los medios de comunicación estatales rusos RT y Sputnik fueran escuchados en cualquier lugar de Europa. En lo que Reuters llamó "un movimiento sin precedentes" (Yun Chee, 2022), todas las plataformas de televisión y en línea fueron prohibidas por la fuerza de la ley de transmitir contenido de esos dos medios. Incluso antes de esa orden de censura del Estado, Facebook y Google ya estaban prohibiendo esos medios, y Twitter inmediatamente anunció que también lo harían, de conformidad con la nueva ley de la UE.

Pero lo que fue "sin precedentes" hace solo seis semanas ahora se ha convertido en un lugar común, incluso normalizado. Cualquier plataforma dedicada a ofrecer noticias inconvenientes a la OTAN, o perspectivas alternativas, tiene garantizada una vida útil muy corta. Menos de dos semanas después del decreto de la UE, Google anunció, voluntariamente, que prohibiría todos los medios afiliados a Rusia en todo el mundo (News Wires, 2022), lo que significa que los estadounidenses y todos los demás no europeos ahora tenían bloqueado para ver esos canales en YouTube si así lo deseaban. Como sucede a menudo con la censura de las grandes empresas tecnológicas, gran parte de la presión sobre Google para censurar más agresivamente el contenido sobre la guerra en Ucrania provino de su propia fuerza laboral: “Los trabajadores de Google habían estado instando a YouTube a tomar medidas punitivas adicionales contra los canales rusos."

Este régimen de censura es tan prolífico y rápido que es prácticamente imposible contar cuántas plataformas, agencias e individuos han sido desterrados por el delito de expresar opiniones consideradas "prorrusas". El martes, Twitter, sin ninguna explicación como de costumbre, repentinamente prohibió una de las cuentas disidentes más informativas, confiables y cuidadosas, llamada “Rusos con actitud” (En inglés: Russians With Attitude). Creado a fines de 2020 por dos rusos de habla inglesa, la cuenta explotó en popularidad desde el comienzo de la guerra, de aproximadamente 20.000 seguidores antes de la invasión a más de 125.000[1] seguidores en el momento en que Twitter lo prohibió. Un podcast relacionado con el mismo nombre también explotó en popularidad y, al menos por ahora, también se puede escuchar en Patreon[2].

Lo que hace que este estallido de censura occidental sea tan notable -y lo que lo impulsa al menos parcialmente- es que hay un claro y demostrable interés en Occidente por noticias e información que es desterrada por las fuentes de noticias occidentales, los que imitan leal e incuestionablemente las afirmaciones del gobierno de los Estados Unidos, OTAN, y funcionarios ucranianos. Como reconoció The Washington Post cuando informó sobre la prohibición “sin precedentes” de RT, Sputnik y otras fuentes de noticias rusas por parte de las grandes empresas tecnológicas: “En los primeros cuatro días de la invasión rusa de Ucrania, la audiencia de más de una docena de canales de propaganda respaldados por el Estado ruso en YouTube aumentó a niveles inusualmente altos” (Dwoskin, Merrill & De Vynck, 2022).

Tenga en cuenta que este régimen de censura es completamente unilateral y, como de costumbre, está completamente alineado con la política exterior de los Estados Unidos. Los medios de comunicación occidentales y las plataformas de redes sociales han sido inundado de propaganda pro ucraniana y mentiras descaradas desde el comienzo de la guerra (Thompson & Alba, 2022). Un artículo de The New York Times de principios de marzo lo expresó con mucha delicadeza en su titular: “Se mezclan hechos y mitos en la guerra de información de Ucrania”. Axios fue igualmente discreto al reconocer este hecho: “La información errónea sobre Ucrania se está extendiendo, y no solo de Rusia” (Fried & Fischer, 2022). Miembros de del Congreso de los Estados Unidos[3] han difundido, alegremente, fabricaciones que se volvieron virales para millones de personas[4], sin ninguna acción por parte de las corporaciones de Silicon Valley, felices con la censura. Eso no es una sorpresa: todos los participantes en la guerra usan la desinformación y la propaganda para manipular la opinión pública a su favor, y eso ciertamente incluye a todos los beligerantes directos e indirectos en la guerra de Ucrania.

Sin embargo, hay poca o ninguna censura, ya sea por parte de los Estados occidentales o de los monopolios de Silicon Valley, sobre la desinformación, propaganda y mentiras pro ucranianas. La censura va en una sola dirección: silenciar cualquier voz considerada "prorrusa", independientemente de si difunde desinformación. La cuenta de Twitter “Rusos con actitud” se hizo popular en parte porque a veces criticaban a Rusia, en parte porque fueron más cuidadosos con los hechos y las afirmaciones virales que la mayoría de los medios empresariales de EE.UU. y en parte porque hay tal escasez de medios que estén dispuestos a ofrecer cualquier información que socave lo que el gobierno de los EE.UU. y la OTAN quieren que creas sobre la guerra.

Su crimen, como el crimen de tantas otras cuentas desterradas, no fue la desinformación sino el escepticismo sobre la campaña de propaganda de EE.UU. y la OTAN. Dicho de otra manera, no es la “desinformación” sino el punto de vista erróneo del objetivo a silenciar. Uno puede difundir tantas mentiras y tanta desinformación como quiera, siempre que esté diseñado para promover la agenda de la OTAN en Ucrania; al igual que uno es libre de difundir desinformación siempre que su propósito sea fortalecer al Partido Demócrata (Greenwald, 2022b), que ejerce su poder mayoritario en Washington para exigir una mayor censura (Greenwald, 2022c) y cuenta con el apoyo de la mayor parte de Silicon Valley (Oberhaus, 2020). Pero lo que no se puede hacer es cuestionar el marco propagandístico de la OTAN/Ucrania sin correr un riesgo muy importante de destierro.

No es sorprendente que los monopolios de Silicon Valley ejerzan su poder de censura en plena alineación con los intereses de política exterior del gobierno de los Estados Unidos. Muchos de los monopolios tecnológicos clave, como Google y Amazon, buscan y obtienen de manera rutinaria contratos muy lucrativos (Simonite, 2021) con el Estado de Seguridad de EE. UU. (Greeg, 2021), incluidos la CIA y la NSA. Sus altos ejecutivos disfrutan de relaciones muy estrechas con altos funcionarios del Partido Demócrata (Schleifer & Molla, 2020). Y los demócratas del Congreso han llevado repetidamente a los ejecutivos de tecnología ante sus diversos comités amenazarlos explícitamente con represalias legales y regulatorias si no censuran más de acuerdo con los objetivos e intereses políticos de ese partido (Greenwald, 2021).

Pero una pregunta persiste: ¿por qué hay tanta urgencia en silenciar los pequeños focos de voces disidentes sobre la guerra en Ucrania? Esta guerra ha unido las alas del establishment de ambos partidos y prácticamente a todos los medios empresariales con un consenso cerrado que no se ha visto desde los días y semanas posteriores al ataque del 11 de septiembre. Uno puede contar con los dedos de las manos la cantidad de figuras políticas y mediáticas prominentes que han estado dispuestas a disentir, aunque sea mínimamente, de ese consenso bipartidista de Washington, disidencia que instantáneamente provoca el desprecio en forma de ataques al patriotismo y la lealtad de uno (Greenwald, 2022c). ¿Por qué existe tanto miedo de permitir que estas voces aisladas y satanizadas se escuchen?

La respuesta parece clara. Los beneficios de esta guerra para múltiples centros de poder clave de Washington no pueden ser exagerados. Los miles de millones de dólares en ayuda y armas que los Estados Unidos envían a Ucrania vuelan tan rápido y con tal aparente aleatoriedad que es difícil de rastrear. “Biden aprueba 350 millones de dólares en ayuda militar para Ucrania”, dijo Reuters el 26 de febrero (Holland & Stone, 2022); “Biden anuncia 800 millones de dólares en ayuda militar para Ucrania” publicó The New York Times el 16 de marzo (Shear, 2022); el 30 de marzo el titular de NBC decía: “Ucrania recibirá 500 millones de dólares adicionales en ayuda de Estados Unidos, anuncia Biden” (Finn, 2022); el martes -12 de abril-, Reuters publicó: “Estados Unidos anunciará 750 millones de dólares más en armas para Ucrania, dicen las autoridades” (Zengerle & Ali, 2022). Por diseño, estos números gigantescos hace tiempo que perdieron todo significado y provocan apenas un atisbo de cuestionamiento y mucho menos objeción.

No es un misterio quién se está beneficiando de esta orgía de gasto militar. El martes, Reuters informó que “el Pentágono recibirá a los líderes de los ocho principales fabricantes de armas de EE.UU. el miércoles para discutir la capacidad de la industria para satisfacer las necesidades de armas de Ucrania si la guerra con Rusia dura años” (Stone, 2022). Entre los participantes en esta reunión sobre la necesidad de aumentar la fabricación de armas para alimentar la guerra de poder en Ucrania se encuentra Raytheon, que tiene la suerte de contar con el general retirado Lloyd Austin como Secretario de Defensa, cargo al que ascendió desde la Junta Directiva de Raytheon (Greenwald, 2020). Es virtualmente imposible imaginar un evento más favorable para la industria fabricante de armas que esta guerra en Ucrania:

La demanda de armas se disparó después de la invasión de Rusia el pasado 24 de febrero, estimulando la transferencia de armas norteamericanas y aliadas a Ucrania. Se espera que en la reunión se discuta el reabastecimiento y la planificación de una guerra más larga, dijeron las fuentes a Reuters bajo condición de anonimato.

Se espera que el reabastecimiento y la planificación de una guerra más larga se discutan en la reunión. La Casa Blanca dijo la semana pasada que ha proporcionado más de mil setecientos millones de dólares en asistencia de seguridad a Ucrania desde la invasión, incluyendo más de 5.000 Javelins y más de 1.400 Stingers.

Esta facción de poder permanente está lejos de ser la única que está cosechando beneficios de la guerra en Ucrania y cuya fortuna depende de prolongar la guerra tanto como sea posible. La unión del Estado de Seguridad de EE.UU., los neoconservadores del Partido Demócrata y sus aliados mediáticos no ha estado tan alta desde los días de gloria de 2002. Chris Hayes, uno de los impulsores del DNC[5] más vocales de MSNBC[6], dijo que la guerra en Ucrania ha revitalizado la fe y la confianza en la CIA y la comunidad de inteligencia más que en cualquier otro evento en la memoria reciente, merecidamente él dijo: “Las últimas semanas han sido como la Guerra de Irak a la inversa para la inteligencia norteamericana”[7]. Uno apenas puede leer un periódico convencional o ver un medio de comunicación empresarial sin ver a la banda de neoconservadores más sanguinaria de la nación -David Frum, Bill Kristol, Liz Cheney, Wesley Clark, Anne Applebaum, Adam Kinzinger[8]- siendo celebrados como expertos sabios y heroicos guerreros por la libertad.

Esta guerra ha sido muy buena para la clase política y mediática permanente de Washington. Y aunque fue tabú durante semanas decirlo, ahora está más que claro que el único objetivo que tienen EE.UU. y sus aliados cuando se trata de la guerra en Ucrania es prolongarla el mayor tiempo posible (Ferguson, 2022). No solo no hay esfuerzos diplomáticos norteamericanos serios para poner fin a la guerra, sino que el objetivo es garantizar que eso no suceda. Ahora lo dicen explícitamente, y no es difícil entender por qué.

Los beneficios del atolladero sin fin en Ucrania son tan inmensos como obvios. El presupuesto militar se dispara. Se impone un castigo al archienemigo del Partido Demócrata, Rusia y Putin, mientras están empantanados en una guerra que más sufren los ucranianos. La ciudadanía se une detrás de sus líderes y se distrae de sus carencias colectivas. Las emociones provocadas por los horrores de esta guerra -mostradas, sin precedentes, al público por los medios de comunicación occidentales, que normalmente ignoran las carnicerías y las víctimas de las guerras libradas por los países occidentales y sus aliados- son una herramienta muy potente para mantener la unidad y demonizar a los adversarios nacionales. La clase de expertos encuentra fuerza, propósito y resolución, capaz de fingir una postura de Churchill sin ninguno de los riesgos. Los pecados y crímenes anteriores de las élites estadounidenses son absueltos y olvidados en el altar de las afirmaciones maximalistas sobre los males sin precedentes de Putin -tal como fueron absueltos y olvidados a través del guión que sostenía que EE.UU. nunca se había enfrentado a una amenaza tan grave o maligna como Trump. Después de todo, si Putin y Trump son Hitler o algo peor, cualquiera que se oponga a ellos es heroico y noble, independientemente de todos sus actos malignos anteriores.

Y es por eso que no se pueden tolerar ni siquiera los pequeños focos de disidencia. Es vital que los norteamericanos y los europeos permanezcan atrapados dentro de un sistema completamente cerrado de propaganda sobre la guerra, al igual que los rusos quedan atrapados dentro del suyo propio. Mantener a estas poblaciones unidas para apoyar una guerra de poder contra Rusia es demasiado valioso en demasiados niveles como para permitir cualquier cuestionamiento o perspectiva alternativa. Evitar que la gente pregunte a quién beneficia esta guerra y quién paga el precio por ella es primordial.

Las grandes compañías tecnológicas han demostrado durante mucho tiempo ser un instrumento confiable de censura y anulación de la disidencia para el gobierno de los EE.UU. (Para disgusto de los empleados de los medios empresariales (Findas, 2022), los medios rusos todavía están disponibles en alternativas de libertad de expresión como Rumble[9] y Telegram, razón por la cual ahora se dirige tanta ira hacia ellos).  Se aprovechó una rápida serie de aparentes "crisis" (Rusiagate, 1/6, la pandemia de COVID) para condicionar a los occidentales a creer que la censura no solo estaba justificada sino que era necesaria por su propio bien. En Occidente, la censura ahora no provoca ira sino gratitud. Todo ello sentó las bases perfectas para esta nueva escalada de un régimen de censura en el que la disidencia, prácticamente a diario, es cada vez más difícil de localizar.

Independientemente de los puntos de vista que uno tenga sobre Rusia, Ucrania, Estados Unidos y la guerra, debería ser profundamente alarmante ver una campaña tan concertada y unida por parte de las entidades públicas y privadas más poderosas para aplastar a todos y cada uno de los disidentes, mientras que de manera tan agresiva demonizan lo poco que logra colarse. No importa cuán inteligentes, críticos o sofisticados creamos que somos, ninguno de nosotros es inmune a las campañas de propaganda oficial, estudiadas y perfeccionadas durante décadas. Tampoco ninguno de nosotros es inmune a las presiones del pensamiento de grupo, el comportamiento de manada y las mentes de colmena: estos están incrustados en nuestra psique y, por lo tanto, son fácilmente explotables.

Ese es precisamente el objetivo de restringir y cerrar el sistema de información que tenemos a nuestra disposición. Hace que sea extremadamente difícil permanecer escéptico o crítico ante el bombardeo de mensajes aprobados que recibimos todos los días desde todas las direcciones y en todas las formas. Y esa es precisamente la razón para oponerse a tales regímenes de censura. Una opinión o creencia adoptada por propaganda y reflejo más que por autonomía y evaluación crítica no tiene valor.


Abstract: Originally published on April 13, 2022 by Glenn Greenwald (New York, 1967), American constitutional lawyer who, in 2013, published Edward Snowden's revelations about the PRISM surveillance programs and others of the United States National Security Agency , we share this translation of his most recent article where he addresses the radical campaign of censorship being carried out by the United States and its NATO allies together with transnational media and social networks. Why? His thesis is that in this way people don't ask themselves who benefits from a protracted proxy war and who pays the price for it.

Palabras clave: Crisis en Ucrania, conflicto ruso-ucraniano, guerra cognitiva, Glenn Greenwald, desinformación, censura


Notas y referencias (por orden de utilización):

[1] https://socialblade.com/twitter/user/rwapodcast/monthly

[2] https://www.patreon.com/rwapodcast

[3] https://twitter.com/RepKinzinger/status/1497325588423524362

[4] https://twitter.com/adamkinzinger/status/1497284628226445318

[5] Nota de la editora: DNC sigla en inglés de “Democratic National Committee”, en español: Comité Nacional Demócrata, la máxima organización del Partido Demócrata norteamericano.

[6] Nota de la editora: MSNBC es un canal de televisión norteamericano de pago, operado por la NBC (National Broadcasting Company).

[7] https://twitter.com/chrislhayes/status/1497402311932628995

[8] Nota de la editora: David Frum es un comentarista político, ex redactor de los discursos de George W. Bush, actualmente editor de The Atlantic y colaborador de MSNBC; Bill Kristol es un escritor y comentarista neoconservador vinculado tanto a republicanos como demócratas; Liz Cheney es hija de Dick Cheney, formó parte del Departamento de Estado durante el gobierno de George W. Bush y  actualmente es representante por el Partido Republicano; Wesley Clark es un general retirado que dirigió el bombardeo de la OTAN sobre Yugoslavia; Anne Applebaum es periodista anticomunista y especialista en Europa del Este, que se casó con Radosław Sikorski, político polaco de centro-derecha; y Adam Kinzinger es representante por el Partido Republicano.

[9] https://twitter.com/rumblevideo/status/1514243124830392325

Greenwald, Glenn. (2022a, 13 de abril). Western Dissent from US/NATO Policy on Ukraine is Small, Yet the Censorship Campaign is Extreme. Greenwald.substack.com. https://greenwald.substack.com/p/western-dissent-from-usnato-policy

Yun Chee, Foo. (2022, 02 de marzo). EU bans RT, Sputnik over Ukraine disinformation. Reuters. https://www.reuters.com/world/europe/eu-bans-rt-sputnik-banned-over-ukraine-disinformation-2022-03-02/

News Wires. (2022, 12 de marzo). YouTube blocks Russian state-funded media, including RT and Sputnik, around the world. France 24. https://www.france24.com/en/europe/20220312-youtube-blocks-russian-state-funded-media-including-rt-and-sputnik-around-the-world

Dwoskin, Elizabeth; Merrill, Jeremy B. & De Vynck, Gerrit. (2022, 16 de marzo). Social platforms’ bans muffle Russian state media propaganda. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/technology/2022/03/16/facebook-youtube-russian-bans/

Thompson, Stuart A. y Alba, Davey. (2022, 03 de marzo). Fact and Mythmaking Blend in Ukraine’s Information War. The New York Times. https://www.nytimes.com/2022/03/03/technology/ukraine-war-misinfo.html

Fried, Ina & Fischer, Sara. (2022, 05 de abril). Ukraine misinformation is spreading - and not just from Russia. Axios. https://www.axios.com/ukraine-misinformation-is-spreading-and-not-just-from-russia-75c245d1-cc20-4f91-b398-b99d5ffdda1b.html

Greenwald, Glenn. (2022b, 30 de marzo). NYT & WP Confirm Biden Archive, Yet the Media Refuse to Retract their "Russian Disinformation" Lie. Rumble. https://rumble.com/vz3x6n-nyt-and-wp-confirm-biden-archive-yet-the-media-refuse-to-retract-their-russ.html

Greenwald, Glenn. (2021, 20 de febrero). Congress Escalates Pressure on Tech Giants to Censor More, Threatening the First Amendment. Greenwald.substack.com. https://greenwald.substack.com/p/congress-escalates-pressure-on-tech

Oberhaus, Daniel. (2020, 06 de octubre). Silicon Valley Opens Its Wallet for Joe Biden. Wired. https://www.wired.com/story/silicon-valley-opens-wallet-joe-biden/

Simonite, Tom. (2021, 10 de noviembre). 3 Years After the Project Maven Uproar, Google Cozies to the Pentagon. Wired. https://www.wired.com/story/3-years-maven-uproar-google-warms-pentagon/

Greeg, Aaron. (2021, 11 de agosot). NSA quietly awards $10 billion cloud contract to Amazon, drawing protest from Microsoft. The Washington Post. https://www.washingtonpost.com/business/2021/08/11/amazon-nsa-contract/

Schleifer, Theodore & Molla, Rani. (2020, 30 de octubre). Silicon Valley is spending millions more for Joe Biden than it did for Hillary Clinton. Vox. https://www.vox.com/recode/2020/10/30/21540616/silicon-valley-fundraising-donald-trump-joe-biden-analysis

Greenwald, Glenn. (2022c, 15 de marzo). Romney's "Treason" Smear of Tulsi Gabbard is False and Noxious, But Now Typifies U.S. Discourse. Greenwald.substack.com. https://greenwald.substack.com/p/romneys-treason-smear-of-tulsi-gabbard

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Shear, Michael D. (2022, 16 de marzo). Biden announces $800 million in military aid for Ukraine. The New York Times. https://www.nytimes.com/2022/03/16/us/politics/biden-military-aid-ukraine.html

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Greenwald, Glenn. (2020, 08 de diciembre). Biden's Choice For Pentagon Chief Further Erodes a Key U.S. Norm: Civilian Control. Greenwald.substack.com. https://greenwald.substack.com/p/bidens-choice-for-pentagon-chief

Ferguson, Niall. (2022, 22 de marzo). Putin Misunderstands History. So, Unfortunately, Does the U.S. Bloomberg. https://www.bloomberg.com/opinion/articles/2022-03-22/niall-ferguson-putin-and-biden-misunderstand-history-in-ukraine-war

Fingas, J. (2022, 03 de marzo). Russia's RT moves to Rumble after being deplatformed elsewhere. Engadget. https://www.engadget.com/russia-rt-moves-to-rumble-204631299.html

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