¿Por qué se asesina a un líder sindical?

¿Por qué se asesina a un líder sindical?

En el orden económico actual, pareciese que el sindicalismo tiene poco o casi nada que aportar en beneficio de mejores condiciones de trabajo, de garantías sociales y de remuneraciones entre otras muy diversas materias, que. en conjunto, debieran crear y sostener un modelo más justo y posibilitante de desarrollo espiritual y material de aquellos que hoy en día sobrellevan el peso de producir mucho y recibir poco.

Es imprescindible dejar sentado dos hechos fundamentales, cualquiera sea el camino que se tome para revivir el sindicalismo: el uno, que el sindicalismo es válido porque siendo una organización connatural a los individuos que desarrollan una actividad asalariada, ha demostrado en el transcurso de su existencia que ha sido un elemento, mas bien dicho un motor con freno y acelerador, para el desarrollo de mejores condiciones laborales y socio-políticas de los trabajadores y; el otro, que el sindicalismo ha sido reducido a su mínima expresión por el interés convergente de grupos de poder que tienen posiciones ideológicas divergentes.

No debiera ser necesario ahondar aquí sobre los beneficios de un buen quehacer sindical por cuanto dado nuestra formación doctrinaria nos da razones de sobra para sostener que si es beneficioso dentro de un macro sistema que lo relaciona con el resto de las actividades de la nación, dentro de un sistema funcional.

Lo que si se hace imprescindible y es una obligación histórica para el MRNS, es la verdad histórica. Esa verdad que dice relación a cómo el sindicalismo chileno en particular y los cuerpos sociales en general, son a partir de 1982, primero instrumentalizados y luego prácticamente olvidados y entorpecidos en una maraña jurídica para posibilitar la implementación y posterior desarrollo de una economía capitalista de libre mercado, sistema deseado a conveniencia por la "fronda económica chilena" y propugnado por la clase política a su servicio -léase derecha clásica y el ya desarrollado gremialismo (hoy Unión Demócrata Independiente, UDI).

En ese proceso de implementación del sistema capitalista de una economía social de mercado que encubría el definitivo libre mercado que deseaban imponer, existían dos escollos que era necesario para ellos superar: uno externo y otro interno.

El escollo externo estaba dado por los vestigios del antiguo sistema sindical chileno y sus líderes que obedecían a posiciones ideológicas de centro, centro izquierda e izquierda, quienes habían iniciado una movilización social contraria a los intereses de estos grupos de poder y que para ello trataban de organizarse pese a sus diferencias ideológicas en un frente común en el cual hacía de puente de plata entre estas diversas posiciones un hombre de centro, el presidente de la ANEF (Asociación Nacional de Empleados Fiscales), Tucapel Jiménez.

El segundo escollo era el interno, representado por la nueva fuerza sindical chilena y sus dirigentes formados a la luz de los principios del nacionalsindicalismo y quienes les habían formado en estos principios, que luchaban por dar un sentido social profundo y duradero a la gestión del gobierno militar desde la Secretaría Nacional de los Gremios. Más de dos mil dirigentes sindicales formados en la Escuela Sindical de Chile, la lucha por el Estatuto Social de la Empresa y por la representación de los trabajadores a nivel de asesoría legislativa en la Cámara del Trabajo, y la negación de ese individualismo a ultranza que la clase económica trataba de modelar en la mente y los corazones de los chilenos por medio del engañoso principio del automatismo, ese que mentirosamente les dice que en la medida de que un individuo lucha en forma exclusiva por el logro de sus intereses también contribuye al logro del interés de los demás, devino en colocar al nacionalsindicalismo en la mira de quienes no trepidan arrasar con principios, valores, instituciones y personas con tal de lograr sus mezquinos y nefastos intereses.

En el proceso de desbaratamiento de las posibilidades de orden social-económico y político a las que se oponía el liberalismo capitalista son clave dos nombres que de una u otra forma representaban un peligro para ellos. La posibilidad de una agitación social manejada por la izquierda y con apoyo internacional se vislumbraba tras la imagen y el accionar del presidente de la ANEF: Tucapel Jiménez Alfaro, quien hacía los nexos necesarios para unificar a los dirigentes de diversas tendencias en lo que malamente dieron en llamar el Frente Antifacista. La posibilidad cada vez más latente de un movimiento social y sindical de base corporativa que se transformase en un movimiento político que influyese en el gobierno de la época y que se proyectase con fuerza propia a la política y al Estado chileno era representado por Misael Galleguillos Vásquez y una joven generación de militantes nacionalsindicalistas que habían asumido como funcionarios de la Secretaría Nacional de los Gremios en ciertas regiones del país.

Como sostuve ayer, continúo sosteniendo hoy -en base al análisis de los hechos y circunstancias- que una eficiente operación de inteligencia de guerra política determinó la muerte de Tucapel Jiménez y consecuentemente -gracias a la "oportuna" cooperación de medios periodísticos de derecha- la salida de Misael Galleguillos y otros nacionalsindicalistas del esquema del gobierno militar.

El éxito de dicha operación hoy está a la vista: nos encontramos sumidos en el perverso círculo vicioso del capitalismo con su exitismo y egoísmo a ultranza, pero no es menos cierto que son también culpables los que ayer querían otra cosa, los que hicieron de Tucapel Jiménez un mártir pero que han manchado su sacrificio adscribiendo a este sistema corrupto.

Después de otros 20 años de soledad y persecución, el nacionalsindicalismo revolucionario y el MRNS, siguen en la lucha y hoy, por cierto más que ayer, plenamente vigentes y como única alternativa real para enfrentar las exigencias de un mundo cada vez más necesitado de equidad y justicia.

Te puede interesar

Sobre nosotros

logo oficial del mrns

El Movimiento Revolucionario Nacional Sindicalista (MRNS) es la organización política que lucha por el establecimiento de un nuevo Estado y la forja de una nueva cultura en Chile e Indoamérica toda, basados en la unidad y la justicia; con miras a posibilitar la realización de todas las personas y comunidades, mediante el desarrollo y ejecución de un proyecto revolucionario de nación.

Enlaces de interés

Memoria Chilena - Sitio web dedicado a nuestra cultura con abundante material histórico disponible en versión digital y de libre descarga.

Biblioteca Pública Digital - Miles de textos disponibles, públicamente, para su lectura.

Ondamedia - Plataforma chilena con más de un millar de producciones nacionales gratis.


ISSN 2735-6450

Buscador

Nuestras redes sociales